Una entrevista con Brodie Vissers

Poblenou a través de los ojos de un viajero

Hace un tiempo recibimos un mensaje desde el otro lado del Atlántico, pidiendo información sobre Poblenou Urban District. El mail era de un joven fotógrafo y urbanista llamado Brodie Vissers.

Tras meses de intercambio de mensajes, Brodie finalmente llegó a Barcelona a principios de octubre de 2015. Recorre la capital catalana montado en su skateboard con una cámara en mano y una libreta, un souvenir hecho a mano que trajo de un área rural en China cuya portada parece un póster de propaganda del gobierno del país. Está lleno de garabatos, notas de sus clases de chino, y un popurrí de apuntes de diarios sobre sus distintos viajes. 

Tuvimos la oportunidad de sentarnos con el joven canadiense para hablar de su pasado, la fotografía, el urbanismo, Poblenou y, por supuesto, el café.

Poblenou Urban District (P.U.D.) ¿Dónde naciste?

Brodie Vissers (B.V.) En Hamilton, Canadá. Es una ciudad mediana para Canadá, y está a una hora de Toronto. Allí es donde me crié hasta que me mudé a Brantford, una ciudad todavía más pequeña en medio de Ontario. A los 19 me trasladé a Waterloo, Hamilton, Toronto y la China, ya fuera por trabajo o por estudios.

P.U.D. ¿Cómo describirías tu infancia?

B.V. Muy estable, supongo. Mis padres son autónomos así que mi día a día cuando era niño no estaba muy planificado y organizado. Cuando mi madre tenía días libres los pasábamos juntos, y luego ella se marchaba durante unos cuantos más. Como intérprete de la lengua de signos, ella iba a donde el trabajo la llamaba. En cuanto a mi padre, él es carpintero así que básicamente crecí en una casa llena de renovaciones (risas). Se podría decir que me acostumbré, no necesariamente a viajar, pero sí a los cambios y al dinamismo desde muy pequeño, y creó que me volví adicto. Viajar vino luego.

P.U.D. ¿Tu interés por la fotografía y el urbanismo aparecieron pronto, o fue algo que descubriste más tarde?

B.V. Se remonta a cuando empecé a patinar a los nueve años aproximadamente. El skate es una subcultura que evolucionó alrededor de un entorno urbano. Cuanto más inmerso estaba en él, más diferente empecé a ver las ciudades. Cambios en la elevación, la tipología de los bancos, la superficie de los materiales; todo empezó a hacerse más perceptible. Con todo esto, mi interés por la fotografía empezó. Naturalmente, como skateboarder quieres empezar a filmar videos – así que compré mi primera cámara y, junto con mis amigos, empezamos a filmarlo todo. Cada vez que iba de viaje, me llevaba la cámara conmigo. Quería capturarlo todo y ser capaz de contar una historia a través de las fotografías, pero no fue hasta más tarde cuando decidí ir más allá en el arte y la técnica de fotografiar.

P.U.D. ¿Hay alguien que te inspire o a quien admires del mundo de la fotografía?

B.V. Tanto mis amigos como la gente con la que conecto a diario me inspiran. Tengo un muy buen amigo llamado Alen Palander en Toronto – podríamos decir que es quien me inició en el mundo de la fotografía o, al menos, me hizo profundizar en él. Alen también usa Instagram como plataforma para su trabajo. Para mí, lo que más me inspira es el proceso de conectar con la gente. Ver su trabajo está muy bien, pero está en segundo lugar. Otra persona que me ha inspirado mucho es alguien a quien conocí mientras viajaba por China, justo en el borde de decidirme por centrarme seriamente en la fotografía. Viajé con él por todo Asia ayudándole a filmar un documental. Su nombre es Elias Popa. Para mí, en esta fase en con la fotografía, la inspiración me llega de la gente a la que conozco. Las conexiones personales. El problema con la fotografía es que hay tanto material y tanta gente por todo el mundo que es difícil decir quién es bueno y quién no. Me gusta centrarme en el por qué me gusta la fotografía de alguien, seguramente por quién es como persona o por los proyectos en los que está involucrado.

P.U.D. ¿Te sientes más cómodo con algún estilo en particular?

B.V. Los fotógrafos podemos jugar con distintos estilos pero, ahora mismo, como ya sabes, me gusta hacer fotografías urbanas y algunos paisajes. Estoy empezando a aprender a hacer retratos, pero en un entorno natural o urbano. No acostumbro a hacer muchas sesiones en estudio, pero me inspira ver cómo la gente hace retratos para transmitir un concepto, una emoción o incluso un producto – algo en lo que quiero seguir mejorando. La fotografía minimalista también se está poniendo muy de moda ahora mismo.

P.U.D. Es interesante ver cómo se relacionan el skate y el urbanismo. Cuando lo piensas, tiene sentido. No sé si eres consciente de esto, pero aquí en Barcelona, la zona alrededor del MACBA es un lugar muy famoso para los skateboarders.

B.V.  De hecho, conozco el entorno del MACBA desde hace unos diez años aproximadamente, incluso antes de saber lo que era Barcelona. A mediados de los 2000, hubo una gran oleada de skaters que vinieron a la ciudad, y empezaron a aparecer en múltiples revistas y videos.

P.U.D. ¿Cuándo viniste a Barcelona pro primera vez?

B.V. En abril/mayo de 2012. Estuve aquí por dos semanas.

P.U.D. ¿Qué diferencias hay entre aquel viaje y éste?

B.V. De hecho, fue Alen quien encontró un programa con un profesor de la Universidad de Milán. En un inicio, fueron a Palermo para hacer un curso de arquitectura que duraba una semana, en el que dibujaban y hacían sketches de los edificios y los espacios mientras compartían relatos sobre la historia local. Le gustó tanto que diseñó otro proyecto con unos 30 alumnos de mi clase, esta vez con Barcelona como destino. Por supuesto, decidí apuntarme y estaba muy emocionado por el movimiento skater y por cómo de icónica es la ciudad.  Fue un torbellino. Cada mañana nos levantábamos temprano, cogíamos nuestras herramientas de dibujo y un bocadillo, y caminábamos por la ciudad haciendo sketches mientras andábamos. Fue una forma muy interesante y “molona” de visitar turísticamente la ciudad pero desde una perspectiva artística: Poble Espanyol, Sagrada Família, Parc Güell, La Pedrera, Passeig de Gràcia, Casa Batlló.

Ahora estoy solo, haciendo que las cosas pasen desde cero, e intentando involucrarme con la comunidad local tanto como puedo. Ha sido muy diferente, pero también muy gratificante.

P.U.D. ¿Cuál fue tu primera impresión sobre Poblenou?

B.V. Es un contraste muy grande respecto a donde vivo en Barcelona (El Born) y con lo que la gente está más familiarizada, como el Gótico, Raval, Barceloneta y Eixample. Estos sitios están tan saturados – muchos edificios, mucha gente, muchos negocios, y mucho más corporativo. Cuando vine, fue como “Vaya, no hay nadie aquí”. Es más apacible. Solo con pasear por aquí con la bici te das cuenta que hay muchas industrias creativas: espacios de co-working, restaurantes, galerías, y sin embargo, sigue manteniendo el espíritu industrial. Por ejemplo, creo que se parece al Meatpacking district de Nueva York. No es exactamente igual, pero tiene potencial para convertirse en una entidad por sí misma.

P.U.D. ¿Cómo supiste de la existencia de Poblenou Urban District?

B.V. No me acuerdo muy bien de cómo encontré Poblenou Urban District – a lo mejor fue a través de Espai 88 – y es cuando me di cuenta que era una asociación. ¡Me encantaron los videos que vi online! Fueron muy inspiradores. También me interesaron mucho los eventos, los elementos creativos y las conexiones entre los miembros asociados porque yo también estoy buscando una vida creativa a través de las conexiones con la comunidad y con el diseño.

P.U.D. ¿Dónde te has tomado el mejor café en Barcelona hasta la fecha?

B.V. Esto también es algo que busqué antes de llegar aquí. Igual que sobre diseño y espacios urbanos, también investigué sobre el café. Solo hay unas pocas cafeterías especializadas en Barcelona y creo que ya las he probado casi todas. Están todas muy buenas. Skye Coffee Co tiene muy buen café, y Nomad Coffee también. En Poblenou, estos dos sitios son los más recomendables.

Para ver más sobre el trabajo de Brodie, podéis visitar su página web, y echar un vistazo a su cuenta de Instagram en la que cuelga muchas imágenes que le inspiran y de sus viajes. 

La entrevista ha sido realizada por Harald Meyer-Delius.
Traducciones al castellano y catalán por Arnau Salvadó.